“Conocer la historia del vallenato, es mi principal consejo para las nuevas generaciones de este folclor. Ellos necesitan saber cómo fue, cómo se hizo, cómo se toca y cómo se canta”, dijo Iván Villazón en el conversatorio musical ‘Almas Felices’ que se realizó en la Universidad del Área Andina de Valledupar.
Iván Villazón, el artista homenajeado en el 57 Festival Vallenato, habló durante dos horas sobre su historia musical, sus estudios, los momentos difíciles, su amor a primera vista y su pasión por este arte musical.
El periodista Camilo Cano, casado con Clemencia Villazón, hermana de Iván, fue el moderador del evento, que tuvo un tono muy familiar y ameno por este parentesco.
Villazón contó que, a los 15 años, comenzó a vivir en Bogotá por decisión de sus padres Crispín Villazón y Clara Elisa Aponte. Estudió en el Colegio Refous, donde era el único costeño y tuvo siete peleas. “Me la querían montar los cachacos” hasta el punto de que tenía que responder: “qué de qué…”. Como quien dice, listo pa las que sea.
Hizo cuarto año de Derecho hasta que decidió inclinarse por la música teniendo un enfrentamiento con su padre. Por este motivo, se fue de la casa. “Mi mamá me desarmó la cama, me dio un kilo de arroz y una docena de huevos para que te bandees por hoy”, explicó.
Luego su padre comprendió su vocación y reconciliaron. “Ya después me tenía que esconder de mi papá porque quería que le cantara todas las parrandas”.
Iván conoció a Escalona, quien se fue a vivir a Urumita, sur de La Guajira, en la casa de su familia y muy amigo de su tío ‘Cabiche’. Allá escuchó ‘El arcoíris’ y dijo “esa es la canción que yo estoy buscando”. Se la pidió a Escalona, su autor y este respondió: “y tú quién eres; tú cantas; ya has grabado. Yo soy el maestro Escalona y tú eres un principiante”.
En vista de esa negativa, le dijo a su mamá que “Escalona le había negado la canción”. Entonces, la señora Clara se las ingenió: organizó un almuerzo con Crispín, invitaron a Escalona y unos amigos. “Ya Escalona había comido, había tomado whisky y mi mamá lo llamó a la cocina y le dijo: ajá y no le vas a dar la canción a Iván, que quiere grabar ‘El arcoíris’ y la respuesta fue un sí; y sobre una revista firmó la autorización”.
Recordó a su amigo Javier Montero, quien tocaba guitarra y tenía la grabadora donde después de los ensayos escuchaba su voz. Ellos fueron a un apartamento en Bogotá. Iván tocó la puerta y abrió la nueva inquilina: Aida Mercedes. “No sé que se echaría ella, pero eso fue un amor a primera vista”, dijo. Hoy, conforman un bonito hogar con tres hijos: Iván David, Crispín Enrique y Daniel Camilo.
Con su hijo Iván David grabó la canción ‘Lleno de sentimientos’ y ganó el Congo de Oro del Carnaval de Barranquilla y admite que todos los méritos fueron para su hijo. Ya en esa época, por su condición de bohemio, llegaba tragueado a los conciertos, tocando fondo y siendo su época más difícil. Todo eso, ya fue superado.
A medida que avanzaba el conversatorio, Iván cantó en los intermedios ‘El arcoíris’, ‘Tú olvido’, ‘Solo me importas tú’, ‘La fuerza del amor’, ‘La casa en el aire’ y ‘El pechiche’, entre otras.
Después de ser el entrevistado, Villazón asumió la vocería y le preguntó a su cuñado Camilo, “ajá y tú cómo llegaste a Valledupar” y explicó de la amistad de su padre Guillermo con Consuelo Araújo y en una de esas llegadas al Festival Vallenato conoció a Clemencia Villazón y quedó flechado, que hasta aprendió a tocar la caja.
Finalmente, Iván Villazón, quien celebra sus 40 de vida artistisca, concluyó que “la música es mi pasión”.