Crónica: Jorge Oñate recibe el trofeo que le faltaba: El Súper Congo de Oro

Por Juan Rincón Vanegas. La noche de la llegada de Jorge Oñate a su casa en La Paz, Cesar, no fue una noche cualquiera porque el pedestal de trofeos se completó con el Súper Congo de Oro, el único que le faltaba por obtener en la historia del Carnaval de Barranquilla. De esta manera en el stand especial se juntaron los 14 Congos de Oro con su papá, el Súper Congo y además el Grammy Latino a la Excelencia.

En esos trofeos, pergaminos y discos de oro y platino se encierra la vida artística del Jilguero de América que durante más de 40 años entre disfraces, maicena, alegrías carnavaleras y diversos conciertos musicales se ha encargado de exponer el mejor canto vallenato.

El recibimiento que tuvo Jorge Oñate en su pueblo al obtener ese preciado trofeo fue de héroe vallenato. En el recorrido desde la famosa gallera hasta su residencia él levantaba y besaba el Súper Congo de Oro y sus paisanos le correspondían con vivas y aplausos.

Desde los vehículos que hacían parte de la caravana se escuchaban diversas canciones interpretadas por el artista, pero hubo una que dio en el clavo. Esa le hizo derramar las primeras lágrimas porque faltaban más.

 

El que toda la gente me quiera,

es un placer que me da la vida,

que muchos desearían,

el que todos los amigos míos,

se llenen de infinita ternura,

con las canciones mías.

 

A medida que trascurría la caravana Jorge Oñate se encontraba con pancartas que le daban la bienvenida y exaltaban su gesta musical: “El hijo más grande de La Paz, El invencible, El Más Fuerte y El Papá”.

Al bajar del carro donde hizo el recorrido por las principales calles se montó al planchón de un camión y micrófono en mano destacó el premio otorgado, el recibimiento y dijo que continuaba con su vida artística hasta que Dios lo decidiera.

“Este nuevo premio es el producto del trabajo desarrollado a favor de la música vallenata y que Dios me ha permito sacar adelante con amor y mucha entrega. Siempre llevaré la bandera de mi pueblo La Paz, ese mismo donde he permanecido y al cual me debo”.

Los aplausos no se hicieron esperar y enseguida muchos se tomaron fotos con el hombre que les trajo una nueva alegría y que no se cansa de obtener premios. Como la ocasión lo ameritaba al frente de su casa se inició una gran parranda.

 

Serenata para el abuelo

 

Las felicitaciones en casa no paraban, pero Jorge Isaac, de dos años, uno de sus nietos estaba asustado porque le tenía miedo al Súper Congo de Oro y hubo que apartarlo de su vista.

Entonces vino la muestra más bella del amor por el abuelo al que le dieron de su misma medicina, esa que sus nietos conocieron antes que el tetero.

De esta manera Jorge Isaac, tomó la alcancía donde hace sus ahorros y la utilizó como caja, para acompañar a su primo Jorge Samuel de cinco años, en el acordeón. Comenzaron la serenata con las notas de varias canciones que su abuelo convirtió en éxitos. Eso causó un efecto de alegría y nostalgia, esas mismas que cuando se juntan producen que la memoria entre en trance y las telarañas del recuerdo se muevan a sus anchas.

La emoción de Jorge Oñate por la serenata de sus dos nietos fue suprema, casi que inenarrable y las lágrimas visitaron nuevamente su rostro. De esta manera  en medio de ese momento placentero volvió a recordar un verso de la canción ‘El cariño de mi pueblo’ de Gustavo Gutiérrez, esa misma que grabó al lado de Juancho Rois en 1985.

 

Nunca he ofendido a nadie en la vida,

he sido un hombre bueno y sencillo,

soy un hombre sincero,

como principio siempre he buscado,

hacer el bien a todo el que pueda,

siempre dar un consejo.

 

Enseguida la nostalgia lo arropó de pies y cabeza y recordó su primera presentación artística. Precisamente fue en el mes de septiembre de 1970 en la famosa caseta ‘Don Fede’ de Chiriguaná, Cesar, donde al lado del acordeonero Miguel López, tocó varias tandas.

En ese momento Jorge Oñate contaba con 21 años, y dos años después tocando la guacharaca y cantando acompañó a Miguel López a coronarse como Rey Vallenato. Además, en  1974 alcanzó su primer Congo de Oro con los Hermanos López. Su hoja de vida artística es prolifera donde figuran cientos de premios y 44 producciones musicales grabadas.

Cuando se le pregunta al Jilguero de América con cuál de las canciones grabadas se queda, mira para todos lados, piensa y dice que esa tarea se la deja a sus seguidores que al fin y al cabo son los que lo tienen en la cúspide musical a pesar del paso del tiempo.

Entonces uno de sus viejos amigos que estuvo muy callado y atento a la charla, pidió permiso para expresar: "Oñate, está más firme que el macurutú, al que ni la candela lo acaba".

Su nieto Jorge Samuel, quiso saber el significado de esa palabra y preguntó: ¿Abuelo qué es eso?

Y el viejo amigo se adelantó a decir: "Es una comparación con un árbol fuerte que no lo tumba nadie y además con una belleza excepcional”.

Ante la respuesta el nieto le dio un abrazo al abuelo donde se encerró el agradecimiento de todo el mundo vallenato para el hombre que lo único que ha hecho es cantar con sentimiento:

 

Te regalo mi canto, mi risa y mis alegrías.

Te regalo mis triunfos, mi alma y la vida mía.

 

 

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