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Por Juan Rincón Vanegas. juanrinconv@hotmail.com. En una noche en Cartagena, bella y colonial, exactamente en el teatro Pedro de Heredia un grupo de niños impuso su ley vallenata, sin tener que meterse por el mundo de la jurisprudencia, sino teniendo como argumento un acordeón y una voz que expresaba sentimiento, que al fin y al cabo, tienen el mérito de llegar al corazón, para de inmediato dar el fallo con una sonrisa y un aplauso.
Ante esto no hay recurso de apelación, porque todos están de acuerdo en que la música vallenata recorre el abecedario de la A hasta la Z y provoca unanimidad de criterios.
Todo sucedió cuando Los Niños del Vallenato, de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, fueron protagonistas del 16° Encuentro de la Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo, donde acudieron a leyes naturales para proteger a todos de las tristezas y la soledad, que es grata compañera del silencio.
Sin leyes
La idea era sacarlos por un momento de leyes, doctrinas, teorías, dictámenes, recursos infidentes, procesalismos, pruebas, denuncio, instrucción, indagación preliminar, códigos, incisos y parágrafos, entre otros.
La lluvia de aplausos por largos minutos no se hizo esperar y cuando la emoción de Los Niños del Vallenato y del presidente de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, Rodolfo Molina Araujo, estaba en el más alto clímax porque las caras sonrientes los delataban y estaban condenados a la felicidad, el guacharaquero Marcos Daniel Padilla, dijo: “esos aplausos fueron tan fuertes que se debieron escuchar en Valledupar”.
Cuando la noche era adulta, Los Niños del Vallenato, que hacen parte de la Escuela Talento Vallenato ‘Rafael Escalona Martínez’, partieron hacía su hotel, con la satisfacción del deber cumplido.
También al haber escuchado tras bambalinas palabras eficaces para la aplicación de justicia, tales como “este encuentro, llamado a constituirse en un foro de la mayor importancia nacional en cuyo desarrollo han de debatirse temas que interesan al país en general y en especial a todos los colombianos que, de una u otra manera, perciben los efectos de las decisiones que a diario profiere la Rama Judicial”.
Los ciudadanos podrán continuar acudiendo a la Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo, el cual renueva el compromiso ineludible e inalienable que les asiste a los Jueces de la República de seguir cumpliendo de manera recta, eficiente e imparcial las funciones señaladas en la Constitución Política y en las leyes vigentes”.
Canciones pegadas en el recuerdo
La aventura vallenata a Cartagena había terminado y entonces ya con más calma se recordaron varias de las canciones que se interpretaron y la emoción entre los asistentes al escuchar ‘Matildelina’. Todos cantaron juntos ese bello tema donde el poeta ciego del vallenato en un verso, puso a caminar a su amada, para que se efectuara el milagro y una porción de tierra sonriera.
También se recordó al maestro Rafael Escalona con ‘Honda herida’, al lograr que quedara prensado en su pensamiento la voz de su amor “como el ave que canta en la selva y no se vé”.
Entró a la pista del recuerdo ‘Así fue mi querer’, donde el poeta del vallenato, Gustavo Gutiérrez, anuncia que no volverá a cantar para aquella mujer porque está resentido de su proceder y entonces anuncia que vivirá: “como el pájaro aquel que se aleja buscando un hogar, como el viento que pasa y se va y no regresa jamás”. Y al final aterriza con una soberana despedida “es mejor que te vayas muy lejos de mí, tengo nueva ilusión”.
Enseguida se habló de ‘El ruiseñor de mi valle’ del compositor José Hernández Maestre, quien lleno de la más grande sabiduría escribió una carta de amor pública y en pocas frases dejó saber que el corazón le estaba dando la orden de amarla. “Mary yo te necesito como las plantas al sol, como el sacerdote a Cristo que mirando al infinito reza al padre redentor”.
En total fueron 10 canciones que interpretaron Los Niños del Vallenato. Un listado memorable, especialmente cuando se cantó la filosofía elocuente de Juancho Polo Valencia, quien pensó en Emilita, aquella mujer que tenía figura de globo y que la quería a su acomodo, en su tierra y fuera de ella.
La emoción subía de tono y se llegó al remate del concierto donde todos los integrantes tocaron de manera individual, especialmente los intérpretes del acordeón, la caja y la guacharaca.
Todo fue en ritmo de puya y eso aceleró la aceptación general lo que permitió que consejeros de Estado, magistrados de las altas cortes, magistrados de tribunales, jueces administrativos profirieran el fallo dándoles la libertad de continuar llevando alegrías cantadas y siendo ejemplo para los niños y jóvenes de Colombia y del mundo.
Los Niños del Vallenato de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, recibieron el fallo con la mayor complacencia y emitieron la siguiente declaración: “Señores Consejeros, Magistrados y Jueces, para nosotros fue un inconmensurable honor estar metidos con nuestra música vallenata en medio de todo lo que conlleva su ejercicio profesional. Lo mejor de todo fue que no hubo necesidad de acudir a otras instancias para dar el fallo, lo que si queremos es que nos hagan una nueva citación, teniendo como testigos a todos ustedes, para que se repita la historia y nos volvamos a unir en lazos de gran amistad donde la música vallenata sea la única que dicte la sentencia definitiva, para que ‘Se acabe la vaina’, como en la canción de Emiliano Zuleta Baquero”. Fdo. Jorge Alcides García Durán, María Fernanda García Pinzón, José Camilo Mugno Pinzón, Daniel Orozco Pacheco, Sergio Camilo López, José Luis Orozco Tinoco, Luis Felipe Casiani, Angie Michell Pérez, Jeison Fuentes, María Andrea Roso, Fabio Andrés Maestre Toncel, Marcos Daniel Padilla, Liceth Vega, Eduardo Castellano y Fredy Alberto Navarro.