Por Juan Rincón Vanegas / juanrinconv@hotmail.com. El pasado sábado 29 de septiembre al mediodía, el Rey Vallenato Fernando Isaac Rangel Molina, recibió una nueva alegría en el presente año cuando le anunciaron el nacimiento de su hija, María Fernanda, nacida de la unión con Luz Adriana Campillo García.
“Este ha sido un año bendito, primero Rey Vallenato, luego papá y en pocos días viene la producción musical con Jorge Oñate. Dios ha sido bueno conmigo porque me ha dado unos bellos padres y un amor inigualable”, comienza diciendo Fernando.
Enseguida cuenta sobre el nacimiento de su hija y expresa que esta alegría es suprema y que lo tiene encantado. “Cuando la cargué sentí esa felicidad que traspasa las fronteras del corazón y ver sonreír a Luz Adriana, mucho más”.
En su casa del barrio Arizona de Valledupar, todo es alegría porque llegó una bella niña, esa que sin hablar llama la atención y más cuando llora porque todos quieren brindar sus brazos, para que en ese trono tan grande que Dios concede a todos los que nacen, tenga la mayor tranquilidad.
La niña es el centro de todas las miradas, y principalmente cuenta con el especial cuidado de sus abuelos Fernando José Rangel y Elvira Lucía Molina, además de su bisabuela, Dilia María Rangel.
“María Fernanda es su primera nieta, ya se puede imaginar lo chocho que están mi papá y mi mamá, y lo mismo mi bisabuela, que no se cambia por nadie”.
Amor de universidad
Estando el Rey Vallenato con la felicidad a millón se le pregunta por el inicio del amor con Luz Adriana que hoy produce esa felicidad inenarrable. Entonces guardó un poco de silencio, sonrío y ripostó. ¿Me toca contar mi secreto de amor?
Le dio vueltas a su “secreto” y comenzó a contar. “A Luz Adriana, la conocí hace ocho años cuando me la presentó un amigo en la Universidad Popular del Cesar donde ambos estudiábamos. Ella, ingeniería agroindustrial y yo economía. Después de ser amigos un año, decidimos ennoviarnos, exactamente el sábado 17 de septiembre de 2005, Día del Amor y la Amistad”.
La emoción lo hizo seguir de largo con el génesis de esa bella relación que hoy los tiene juntos y celebrando el nacimiento de su hija.
Se viene con una nueva declaración. “Conquisté su corazón llevándole serenatas y detalles muy míos. Nuestro amor ha sido una maravilla y viendo que todo entre nosotros salía como Dios manda nos casamos este año y seguimos enamorados, y con el nacimiento de María Fernanda mucho más”.
Ahora, el Rey Vallenato es un papá con todas las de la ley. Casi no se separa de la cuna, da teteros y se la pasa cargando a su pequeña.
Seguidamente se mira en el espejo de sus padres e indica que “la formación que ellos me han dado la replicaré con la nena. Mis padres me inculcaron los mejores valores, que en la vida hay que ser perseverantes y que todo se consigue con esfuerzo. Además, soy un convencido de que la unión familiar es vital para el desarrollo del ser humano”.
Después de entregar esta disertación de su propia experiencia entra a decir que este año ha sido lleno de bendiciones y es el premio a su manera de ser que exaltan sus colegas, amigos y medios de comunicación.
Esposo Fiel
En una parte visible de la casa está fijado un diploma muy llamativo que en 1982 le entregó la Asociación Nacional de Maridos Perfectos (Asonamaper) al jefe del hogar Fernando José Rangel, por ser un “Esposo Fiel”, tarea que ha cumplido al pie de la letra, sin fallar ni un milímetro.
Este ejemplo el actual Rey Vallenato también lo quiere emular al pie de la letra y para eso recibe los consejos diarios de su progenitor.
“Ser fiel es una buena cualidad y hace que cada día aterrice el amor, se viva en convivencia y el hogar marche diez puntos”, anota el nuevo papá.
El viejo Rangel, asiente con la cabeza, mostrando el diploma como héroe del amor, ese amor que en sus tiempos era tan real y único que el beso, considerado el silencio más maravilloso del mundo, era el premio mayor para los verdaderos enamorados.
Toca Rey…
María Fernanda Rangel Campillo, quien nació según relata su abuela, el día de los Santos Arcángeles San Rafael, San Miguel y San Gabriel, llegó al hogar preciso donde reina el amor en todos los rincones y en el cual en vez de canciones de cuna, suena un acordeón que le hace abrir los ojos.
Tocando su acordeón el Rey Vallenato Fernando Isaac Rangel Molina, le dio la bienvenida a su hija que será registrada en la Notaría Segunda, donde sus padres contrajeron matrimonio por lo civil.
En medio de los trajines de la grabación del nuevo trabajo musical con Jorge Oñate, el Rey Vallenato, cuenta las horas para estar en su casa al lado de su hija que es un nuevo estimulo para continuar en su exitosa carrera musical.
La abuela Elvira Lucía, no más siente llorar a su nieta, le dice a su nuera Luz Adriana, “Dale la teta”. Ella, obedece y la recién nacida se queda feliz saboreando su alimento y su papá amenizándole el momento con las notas de su acordeón. Es todo un Rey Vallenato y un Señor Papá…
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