Con ocasión de la cancelación de las presentaciones de las agrupaciones musicales de Tomás Alfonso Zuleta Diaz, Jorge Oñate, Diomedes Diaz y Beto Zabaleta, en el marco del 46 Festival de la Leyenda Vallenata, el Doctor Andrés Alfredo Molina Araújo, mi hermano, publicó una columna de opinión en su espacio habitual de El Heraldo, en la cual cuestiona la inasistencia de estos artistas a los compromisos adquiridos, y de paso, en su esfuerzo crítico, trae a desafortunada colación una serie de acotaciones referentes a circunstancias judiciales presuntamente relacionadas con Poncho Zuleta, Jorge Oñate, y Diomedes Diaz en casos aislados unos de otros que no guardan relación con los episodios del interés de la Fundación que presido.
Como quiera que mi relación de parentesco con Andrés Alfredo Molina Araújo es viva, real y dinámica, tal realidad me obliga a referirme al escrito de su autoría en la doble condición de Presidente de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata y hermano, advirtiendo que ésta dualidad reviste una dificultad emocional de la que no busco desembarazarme, así que procuraré sintetizarla en párrafos separados:
Como hermano agradezco a Andrés que usara su exitosa columna para solidarizarse con la decisión injustificada de los artistas al decidir no presentarse bajo motivaciones insustentables, que causaron un daño grave al certamen en curso. El Festival nos pertenece a todos en cuanto éste y sus carreras, se deben a esa unidad monumental que es el folclor Vallenato, dañarlo es incomprensible y la decisión de cancelar fue lamentable. Por eso, la decisión autónoma, pero no solicitada ni consultada con miembro alguno de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, que llevó a volver Columna de opinión éste insuceso contractual la valoramos en la medida de su correcta intención.
Pero en cambio, ya como Presidente de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, debo rechazar con vehemencia el que mi hermano, Andrés Alfredo Molina Araujo -quien no es miembro de ésta entidad- haya usado el impase con el Festival para referirse a supuestos cuestionamientos y denuncias judiciales sobre quienes constituyen parte imprescindible del orgulloso decálogo de las glorias vivas del vallenato. Tales referencias nada tienen que ver con la Fundación, y más bien, nuestra institución les respalda y apoya, dentro del mayor apego y respeto a la ley, porque les conoce y sabe de sus altas condiciones personales.
No solo me aparto de lo dicho en la columna de El Heraldo a título personal y como Presidente, sino que pido al autor, ya pasado el furor de nuestras fiestas, que se retracte y desdiga en todo cuanto en ella afirma que pudiere haber sido lesivo para la imagen y buen nombre de los referenciados. De paso uso la oportunidad, para reiterar a los artistas que el legado de Consuelo Araujonoguera depositado hoy circunstancialmente en mis manos, reposa materialmente en la hermandad musical que nos legó y en el lazo eterno tejido por ella y los juglares, que pido no sufra mella por unas palabras acaloradas, efervescentes, inmerecidas y sobretodo no autorizadas ni avaladas por quienes llevamos sobre los hombros la responsabilidad del Festival de la Leyenda Vallenata.
Los invito a la concordia, a la piqueria, a que volvamos canción este momento, y que con Andrés Alfredo Molina, sellemos de humildad un pasaje que no debió ser y que solo se justificará si lo volvemos ejemplo ante la sociedad, haciéndolo modelo de como se subsanan los agravios y malentendidos entre quienes crecimos arrullados con el amor – amor y sabemos volver música nuestras diferencias, en este Valle de luz donde todos los disgustos son fraternales y sabemos perdonarnos de corazón.
Vallenatísimamente,
RODOLFO MOLINA ARAUJO
Presidente Ejecutivo