Diomedes Díaz Maestre, una identidad para toda la vida

Por Juan Rincón Vanegas. En la notaria del municipio de San Juan del Cesar, La Guajira, ubicada en ese entonces en la carrera dos, entre las calles cuatro y cinco, fue registrado Diomedes Díaz Maestre, no le aparece segundo nombre, exactamente la mañana del lunes 18 de diciembre de 1972, cuando ya contaba con 15 años, seis meses y 22 días.

El registro civil está en el libro ocho, folio 525, y lo expidió el notario Nelson Urbina Daza, luego de que el ciudadano Rafael María Díaz, identificado con la cédula de ciudadanía número 1764813, fuera a realizar esa importante diligencia.

En el procedimiento entregó los principales datos de su hijo mayor y de esa manera Diomedes Díaz Maestre, entró a obtener su primer documento de identidad.

Sobre el motivo de la demora en registrarlo, se le preguntó a su señora madre Elvira Antonia Maestre Hinojosa y manifestó que “en ese tiempo vivíamos en Carrizal y Rafael se la pasaba dedicado al trabajo para sacar adelante a la familia y por allá no se necesitaba eso. Cuando se dio la ocasión se le sacó el registro civil”. Entonces relata que lo que sí tenía era la partida de bautismo y que sus padrinos fueron Joaquín Elías Acosta y Amira Mejía.

Al preguntarle a “Mamá Vila”, como la llaman sus nietos, sobre la niñez de Diomedes Díaz, anota que “en esa época fue todo difícil por las necesidades que pasamos y porque a él le tocó trabajar desde muy niño, y después gracias a mi hermano Martín, quien era acordeonero y compositor, fue despertando su amor por la música, y con el paso del tiempo se convirtió en inigualable y todo lo que cantaba lo convertía en éxito. De todo lo de su vida hizo canciones, no guardó secretos”. No dijo más nada porque los recuerdos se le acumularon en su memoria hasta hacerla estrenar nuevas lágrimas de tantas que por estos días ha derramado.

No había tiempo para más preguntas, sino agradecerle a esa madre buena que trajo al mundo al hombre que nos alimentó por muchos años con cientos de alegrías cantadas.

Sentada y pensativa se quedó la mujer a quien su hijo mayor le expresó con mucho gusto: “Ay mamá, ojalá el mar fuera mío, pa' dátelo con to' y pescao”.

 

Sexo femenino

 

Cuando al notario le correspondió de su puño y letra llenar los requerimientos del documento anotó en lo correspondiente al sexo del registrado, FEMENINO. Nadie se percató del lapsus y así se quedó hasta nuestros días.

Claro, que el tiempo le dio la razón al notario porque las mujeres jugaron un papel importante en la vida de Diomedes Díaz. Fueron la musa de su inspiración, a las que les entregó los versos más sublimes y además un mensaje directo: “De mi mamá pa’ ca’ que vivan las mujeres, que vivan las mujeres”…

Precisamente en muchas de sus canciones el sexo femenino fue el centro de su atención y ellas con su encanto pusieron las mejores notas en el pentagrama de su corazón.

 

La mujer nace para ser querida

 la mujer es la dueña del amor

 la mujer es dueña del corazón

de los hombres que existen en esta vida,

y cada cual elige su preferida

y por eso es que yo tengo la razón

para quererte con el alma reina linda

si naciste para ser mi adoración.

 

En medio de los recuerdos de los amores eternos de Diomedes Díaz, interviene su tía Graciela María Maestre Hinojosa, más conocida como ‘Gache’, quien todavía reside en Carrizal y nunca ha tenido pelos en la lengua para decir sus verdades.

Disparando frases y frases dijo: “Mi sobrino, el inmortal Diomedes Díaz Maestre, fue el cantante más grande del mapamundi y nunca le faltó la cosecha de mujeres”.

Soltó enseguida una extensa carcajada y miró de un lado a otro preguntando: ¿Dígame si eso es mentira? No hubo respuesta porque las evidencias saltaban a la vista. Ella interrumpió el silencio y dijo: “No cabe duda que él siempre giró en el circulo de parranda, ron y mujer, y además eso nunca ha sido pecado”.

 

Cuando Adán lo eligieron pa’ que fuera

ordenado a cuidar el paraíso, se me antoja

 y he pensado que él no quiso

de quedarse solitario en esas tierras

pero Dios pa’ que Adán no se le fuera

hizo un milagro y le entregó la mujer,

 y desde entonces trabajamos para ellas

 y ellas a veces para nosotros también.

 

De aquel registro que hiciera Rafael María Díaz, ante la notaria de San Juan del Cesar, han pasado 41 años, y Gloria Cecilia Urbina Arévalo, nieta del notario, la cual aportó la foto, supo que su abuelo Nelson Urbina Daza, fue protagonista de una de las etapas de la vida de Diomedes Díaz Maestre, al otorgarle a través de su firma la identidad para toda la vida.

 

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