«Ya yo hice lo que tenía que hacer; el resto que lo hagan los muchachos que vienen atras»: Escalona


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 (…)Ya, yo hice lo que tenía que hacer; el resto que lo hagan los muchachos que vienen atrás (…)*
Maestro; Rafael Escalona Martínez
Señoras y Señores:



 

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* Intervención del Periodista; Rafael Oñate Rivero, investigador e historiador folclórico, en los actos protocolarios y Homenaje póstumo rendido al Maestro Rafael Escalona Martínez, por el Congreso de Colombia en el Senado  la República-Bogotá.D.C. 14 de Mayo de 2004.

Con la Venia  del Honorable Senado de la República; me he tomado esta vocería como uno de los tantos admiradores incondicionales del Patrimonio Histórico Cultural que deja el Rey de los Juglares-Rafael Calixto Escalona Martínez-esparcido por los linderos terrígenos de su querido País Colombiano y el resto del Mundo, cuya dimensión quedará desde ya, atrapada al sentimiento de generaciones presentes y futuras en todos los  tiempos.

Maestro Escalona: Estamos en una despedida a la cual todos los aquí presentes nos hubiéramos declarado impedidos para venir a acompañarlo. A usted que en medio de la popularidad y la imantada condición que le dio la vida, de pervivir rodeado de amigos, sin distingo de raza, de credos, colores, olores y partidos vengo en nombre del Pueblo Vallenato que lo admiró y acogió en su seno sin condiciones a darle la más profesada despedida sentimental, como bien lo plasmara en una de las letras de sus cantos.

En uno de los tantos y merecidos homenajes, que se le tributaran en la tierra que lo vio nacer. Recuerdo yo los términos con que su inexhaustible amigo; Alfonso López Michelsen, inició uno de esos discursos: Decía su Compañero Jefe: “Prodigio de los Prodigios. Gabriel García Márquez, por circunstancias del trabajo de su padre, nació en Aracataca, pero fundamentalmente era y seguirá siendo el primero de los vallenatos. Tantas ocasiones tenemos de referirnos a Gabito, que en esta oportunidad me excuso por no hacer el elogio tan merecido y reconocido universalmente, de aquel hijo de la provincia de Valledupar y de Padilla”.

“Quiero referirme si. A Rafael Escalona. Lo conocí muy niño, diría yo, cuando todavía era alumno del Loperena y más tarde  alumno del Liceo Celedón en Santa Marta. Gabriel García Márquez, dice en su novela “Cien Años de Soledad” al referirse a Rafael, que era sobrino de un obispo. ¡Falso! Rafael Escalona, genealógicamente nada tiene que ver con los obispos, más bien con los masones, pero tiene algo más que un obispo: Un Ángel. Es el Ángel que distingue al versificador del Poeta. Versos hace mucha gente, poetas son muy pocos, porque para ser poeta se necesita tener Ángel, y  Rafael Escalona, lo tiene muy grande, ¡Grandote! Como diríamos en el Altiplano,¡Cipote Ángel! Como se dice en la Costa Caribe.

Un Ángel que lo ha acompañado toda la vida que le ha permitido pasearse por todos los rasgos de la especie humana, un Ángel que le ha permitido recorrer el periplo del nacimiento, del bautizo, del amor, de la vida galante y hasta de la muerte. Un Angel, que le ha permitido sin pedir permiso crear una población imaginaria, que ya todos los colombianos y muchos hispanos parlantes conocen de memoria.

Y continuaba el  prolífico conocedor de las costumbres provincianas, desmenuzando hoja tras hoja el contenido retorico de la obra del Juglar inmortal que rotuló con su imaginación en gran euritmia el Realismo Mágico de la tendencia Garciamarquiana: Cuanta gracia, cuanta picardía, cuanto sentimiento lirico, cuanta poesía ha vertido sobre el suelo del universo, Rafael Escalona. De quien no vacilo en afirmar que no es fruto de mi hipérbole sino de mi convicción intima que un genio como el de Rafael Escalona, tan fecundo, tan vasto, tan diverso, tan rico, tardará muchos lustros en reproducirse.

Como no teníamos mar, vallenato era el que no se bañaba. ¡Gracias a Dios!, tuvimos esos tres ejemplares humanos: Rafael Escalona, Consuelo Araujo y Gabriel García Márquez, que en el espacio corto de la historia de nuestra Patria, se encargaron de revivir la crónica de la región y dejaron el formato para orgullo nuestro de un aire musical tan enraizado a las tradiciones y costumbres de nuestros pueblos.

Maestro Escalona: Dios nos lo conserve por muchos años, porque su legado no es una u otra canción. Usted ha sido y será el Juglar de los Juglares, el trovador de la región privilegiada de la provincia de Valledupar y Padilla, que con gran acierto descriptivo nos sintetizó para el narrador futuro, lo que era la Colombia de otros tiempos, lo que eran los afectos, lo que eran las pasiones amistosas en el furor de los partidos, lo que era el contrabando, lo que era el cultivo del algodón y sobre todo lo que eran la Libertad y el Amor. Le pedía “El Pollo” Lopez,en ese entonces.

Y ahora, no podía pasar por alto la musa de la inspiración del mandante de la dorada pluma, el Doctor Belisario Betancourt Cuartas, cuando en el prologo de la obra de sus amores pretéritos anota: “Todo lo que sale de sus labios ajados son canciones. De la inspiración del Maestro Rafa Escalona, no solo canciones salen sino también cuentos tiernos y novelas”.

Estas son definiciones autorizadas de personajes que conocen el tema y no sufren de engaños, a quienes el poder de la razón y las experiencias vividas en el contacto presencial y  la capacidad convincente de Escalona, conocieron a ciencia cierta cómo es que se  emplea el poder de la palabra como argumento esencial de la tradición oral.

Ahora denme la oportunidad de plantear mis conceptos de amigo e investigador de su extensa obra folclórico-Cultural: De nuevo nos sorprende el Juglar que se pasea todas las horas, los días y los meses dando pasos pies en tierra con un fardo de melodías al hombro por los caminos de la Patria nuestra, cantando a  mujeres y a hombres que hacen alegrar la vida en las comarcas del terruño. Ahora con la publicación de Nicolás Lagartija incursiona el Maestro Escalona en el ámbito del cuento literario saltando de la antología del verso costumbrista a la importancia y la naturaleza de un género en el  que trastoca la expresión oral por la tradición escrita enmarcada en una época determinada a  la ciencia ficción.

Pero que a saber y entender del ex presidente Belisario Betancur y el catedrático Enrique E. Batista, sus prologuistas, el sobrino del obispo sobre el papel seguirá pintando costumbres, usos y hábitos donde quiera se asome el toque raizal de lo pintoresco y representativo de lugares, porque el Maestro Escalona refiere historias llenas de calor humano; en la mayoría de los casos sobre pequeños acontecimientos que de acuerdo al criterio de su autor merecen ser contados y después cantados en un sinfín de parrandas vallenatas.

La perseverancia literaria del autor bien se pudo traducir en cantos vallenatos de vieja nobleza como lo habituado a través del tiempo pero esta vez por voluntad de su espíritu querendón decidió exteriorizar sus relatos en la transcripción autentica de bella prosa. Nicolás Lagartija, el escrito reciente del Maestro Escalona, es una bella historia…Que, llena de cariño y manifestaciones reciprocas  abunda en  el amor y los celos que vuelan como centenares de mariposas.

No puedo terminar esta alegoría luctuosa, sin traer al presente lastimero dos hechos trascendentales que magnifican la obra del Juglar de los Juglares: se comenta en el ámbito de la vallenatía, que la Cacica, Consuelo Araujo Noguera, exegeta implacable del Canto Vallenato, cuando escuchaba y analizaba la estructura idiomática en el contenido de los versos de Rafael Escalona Martínez, decía: Que maestría, por eso es que le perdono todo lo que me hace.

Y para terminar, he de manifestar algo: Para todos los que nacemos oyendo historias cantadas ajustadas al acorde melódico de los acordeones, no es extraño, entender que nuestros juglares en los asuntos de la muerte son premonitorios cuando a través de su inspiración articulan estrofas nostálgicas que se convierten en anuncios nefastos que se aproximan a la muerte. Para una muestra fehaciente una anécdota que viene al caso: Una semana después de haberse conocido Escalona y el Viejo Emiliano, Poncho Cotes le conto a Rafael que Emiliano estaba grave. De esta noticia el amigo exponente de la fidelidad eterna, compuso el tema La Enfermedad, de cuyo texto original,  pongo sobre su féretro este verso inédito que dice; A mis amigos les causa sentimiento/Y a mi sin conocerlo me da pena y dolor/Lo de Emiliano, lo juro que lo siento/Me sale desde adentro de puro Corazón.

Maestro Rafael Calixto Escalona Martínez
Descanse en Paz.

 

 

 

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